Con el simple hecho de sentirlos cerca, te afliges, te agobias, te abrumas, es como si su propósito fuera debilitarte, oprimirte. Personas que te asfixian con sus estupideces y terquedades, es imposible mantener la calma y mucho menos no imaginar el día donde por fin podras ver como ruedan sus pequeñas y huecas cabezas.
No me malinterpreten no soy rencorosa ni mucho menos, es que aquellos que me ahogan y se aprovechan de mi buena voluntad, para luego clavarme mi propio puñal en la espalda, son personas a las que preferiría ver como se retuercen a que me apuñalen nuevamente.
Detestables alimañas que te juzgan a tus espaldas y te aplauden en la cara, con su sonrisa fingida te adulan y te llenan de elogios, solo te queda reír a carcajadas, pues la ironía es una amiga y el sarcasmo el mejor desahogo.
Nunca estaremos en la misma página, ellos y yo, porque mientras se pavonean descaradamente y se entrometen en lo que no les concierne, yo me deleito viendo pasar sus vacías, mediocres e insípidas vidas frente a mi, para que disfruten como yo me adueño de todo lo que quiero, pues yo alimento sus mugrientas y venenosas bocas con mis triunfos y fracasos.
Su hipocresía, ese tan esmerado arte de fingir que me enferma, sus buenas intenciones que a la larga te costaran mas de lo que imaginas, te la echaran en cara mientras vida tengas, su envidia, su rencor, su odio. Todas estas cosas me sofocan, me descontrolan de tal manera que puedo infligir dolor a todo aquello que cause una leve presión en mi garganta, puedo deshacer poco a poco las manos que obstruyen el aire de mis pulmones; En pocas palabras estoy dispuesta a terminar con toda la porquería y todo el subnormal que no me permita respirar.
Porque con el simple hecho de sentirlos cerca, me agobio, me abrumo, me asfixio... Un irritante yugo en mi garganta.
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