Esperé a que volvieras a mi durante días, meses, semanas, años. Esperé a que pusieras mi mundo de cabeza, como lo hiciste alguna vez. Y pensé que nunca volverías... Siempre tú, en mis noches Siempre tú, en mis pensamientos Siempre tú, maldito tú. Y es que me di cuenta que Nunca lo hice, nunca te necesité... Porque aquel que añoré, era un niño Que marchó dejando atrás una ilusa niña, En una historia de príncipes y princesas. Alguien que al correr los días entendió Que no eras indispensable, eras un refugio El ancla que sostenía mi niñez. Y ya que no estabas, era libre, No estaba sujeta a nada. Ahora que vuelves, Ya no te necesito, Aquel que volvió fue ese mismo niño que añoré, Y es una desgracia para ti, porque lastimosamente Te quedaste en el pasado…. Y como puedes ver, ya no soy esa niña.
- Ser uno mismo, sin miedo a estar en lo correcto o en lo erróneo, es más admirable que optar por lo fácil, La cobardía de rendirse a la conformidad.