Ir al contenido principal

Un Beso Entre Sueños...




Una habitación de color blanco, iluminada por la luz del sol de un verano que no puedo recordar. Sabanas blancas y almohadas de algodón. Dormía junto a él y mi mejilla estaba contra su pecho desnudo, nuestras piernas entrelazadas, su mano firme sobre mi cintura,¨no quiere dejarme ir¨ pensé. Quizás temía que nunca volviera ¿Y por qué temía yo no volver junto a él?. Pude sentir como su pecho subía y bajaba con cada respiración, ni siquiera recordaba como había llegado hasta aquí. ¿Qué hacia en sus brazos? ¿Por qué él me sostenía de esta manera?

Traté de moverme pero apretó mucho más su agarre. murmuró algo entre dientes que no pude entender, ¿Estaría despierto? Trate de moverme una vez más y abrió sus ojos lentamente, Ojos Grises!!! ojos que no pude dejar de mirar. Me sonrió y le sonreí de vuelta, entonces poco a poco soltó mi cintura, llevando una de sus manos a mi mejilla, tocándome dulcemente, no podía dejar de mirar esos hermosos ojos penetrantes pero a su vez cálidos, acogedores. En un abrir y cerrar de ojos estaba encima de mi, mirándome curiosamente ¿Acaso... no me conocía tampoco? Todavía sostenía mi mejilla mientras estaba anonadada por su mirada.


No podía hablar, por alguna extraña razón no salían las palabras de mi boca pero podía contar una historia a través de mis ojos, quería decirle... ¿Qué quería decirle? Ni siquiera sabia que rayos quería decirle a este hombre. Sentía como su respiración se agitaba cada vez más al igual que la mía, sentí como poco a poco tocaba mi pierna con sus manos. Quería decirle que me besara! Quería saber que pensaba, que recorriera mi cuerpo con esos dulces ojos grises, ni siquiera noté que mis manos estaban en su pecho desnudo tocándolo descaradamente, él me sonrió una vez más, acercándose a mi cara, su nariz rozando mi mejilla, sentí como su pelo caía sobre mi frente, entonces toqué su cabeza acercándolo mas a mi, enterré mis dedos en su pelo y se apartó abruptamente, me miró sin ninguna expresión en su rostro, dejó escapar un gemido tosco y murmuró entre dientes, pero esta vez si pude entender, mordiéndose el labio dijo:     ¨A LA MIERDA¨ y me besó fuerte, rápido y duro.

  Profundizamos el beso y perdí completamente la noción, el recorría cada parte de mi con sus manos como si me conociese, besaba mis mejillas, mis labios, mi cuello, mi frente y me rendí completamente ante él. Me preguntaba ¿Como rayos habíamos llegado hasta aquí? Quién era ese hombre encima de mi que en definitiva tenía que conocer...  Y Desperté. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

In My House...

Oh My Little Boy...

He came to me with a foolish smile for my taste,  I knew what was coming...  Why did you ruin it? Stupid guy!! I cut him off abruptly.“No!” I said, I Gave him a sweet kiss in his lips.  “You're mine my dear, but unfortunately I'm not yours,  You are my lover, but also you are my toy.  Oh my dear, let me give you an advice  « You can't control Love, Love controls you»  Love and be loved is a dangerous game,  fortunately I've learned how don't lose. Sorry my little boy, It was fun while it lasted...

The Queen

Erase una vez una joven frágil a la vista pero letal a tus espaldas, desaliñada y dudosamente inocente, insensible pero sobre todo calculadora. Dedicaré algunas lineas sobre aquella chica. La Reina le dicen, pero es la Reina de los Condenados como yo la llamo. Muchos hipócritas caminan por ahí ofreciéndote las mas sinceras de sus sonrisas, dándote los mas honestos y acertados consejos. Muchos sarcásticos caminan por ahí burlándose en tu cara con supuestas bromas que a la largan lastiman, ofenden y hieren, pero no son mas que "sarcásticas palabras". Muchos calumniadores caminan por ahí buscando la forma de que tu confíes ciegamente en sus mentira, cuando bien es cierto que la mentira engaña solamente al que la dice. Conoces, compartes y quieres a una de estas personas. La verdad es que caras vemos y corazones no sabemos, pero en el momento que ves y escuchas lo que tu corazón quiere negar rotundamente, quieres que no importen los sentimientos. La vanidad no ...